Problemas prorrogados

Asturias tendrá en 2018 un presupuesto prorrogado, el tercero en cinco años. La falta de acuerdo entre los partidos asturianos no puede sorprender cuando durante toda la legislatura han hablado lenguajes tan distintos. El presidente del Principado sostiene que el PSOE se esforzó por llegar a un pacto de izquierdas y culpa a Podemos del fracaso de la negociación. Javier Fernández opina que al partido de Emilio León le pesan «menos las cosas que hacemos que lo que somos». En cambio, el portavoz morado acusa al Gobierno de «huir en estampida» que no han podido ponerle más fácil. El último gran escollo lo encontraron ambos en las escuelas de 0 a 3 años. Podemos reclamó su gratuidad y cuantificó la medida en apenas dos millones de euros. El Ejecutivo regional mantiene que esta cifra es una ficción sin más fundamento que responsabilizar a los socialistas de que Asturias se quede sin presupuesto por un porcentaje casi irrisorio de unas cuentas que superan los cuatro mil millones. El consejero de Presidencia, Guillermo Martínez, explicó que dos millones apenas alcanzarían para pagar las plazas actuales, sin tener en consideración que el coste cero aumentaría significativamente la demanda y lo difícil que resultaría justificar su carácter gratuito sin extender la oferta a toda la región. Hubiera sido una gran ocasión para revisar un servicio que ambos partidos defienden como una fórmula adecuada para facilitar el cuidado de los hijos en la autonomía con la natalidad más baja de España. Sin embargo, estas escuelas infantiles solo acogen a 3.600 de los 26.000 niños asturianos con edad para inscribirse y apenas se han implantado en la mitad de los concejos porque no todos los ayuntamientos tienen capacidad económica para sostenerlas. Pero el debate no dio para tanto. Clavados en su postura se quedaron unos y otros hasta la sesión parlamentaria en la que solo Izquierda Unida respaldó el proyecto presupuestario de los socialistas y Podemos votó las enmiendas a la totalidad con el PP, Foro y Ciudadanos.
El resultado es una nueva prórroga presupuestaria, con el Gobierno obligado a recurrir a los créditos extraordinarios, lo que como mínimo supondrá ralentizar las inversiones. Aunque más que de los indeseables efectos de esta situación, los partidos políticos han hablado de sus consecuencias electorales. El PSOE ha advertido a Podemos de que su veto le pasará factura en los comicios regionales de 2019, algo que los aludidos esperan que suceda al contrario. IU, el único partido que respaldó las cuentas, aprovecha para presentarse como la «izquierda seria» en mitad de la disputa. El PP se ofrece como única alternativa «ante un espectáculo dantesco» y augura que los socialistas «no sacarán en las próximas elecciones ni grupo parlamentario». Ciudadanos critica el «escaso brío» del Ejecutivo al presentar unas cuentas que a su juicio servían para poco. Y Foro reclama incluso la dimisión del jefe del Ejecutivo y un adelanto electoral. Los discursos de los portavoces parlamentarios recuerdan más a los mítines de campaña que al necesario debate para resolver las cuestiones que nos afectan a todos. Aún faltan diecisiete meses para las elecciones, pero los partidos viven más preocupados por las candidaturas que por un presupuesto regional en cuyo fracaso han tenido más que ver las estrategias partidistas que las partidas económicas. Pocas opciones de prosperar tenían las cuentas de este año y menos aún las del próximo. Con todo, no será lo peor que la región tenga que acomodarse a un presupuesto obsoleto, sino que los problemas de Asturias tengan que esperar por la atención de nuestros políticos, prorrogados también por una campaña que se antoja tan larga como de dudoso provecho.