El británico Andy Brabin ha recorrido en tren 74 países. Incluida Asturias, que a efectos de transporte ferroviario supone una nación aparte. Su experiencia en la región le ha llevado a concluir que el Principado es un maravilloso territorio por el que viajar y que nuestro sistema de ferrocarriles solo puede estar gestionado por políticos que nunca lo usan. Este turista inglés ha disfrutado de la peculiar emoción de recorrer Asturias en Feve, una empresa de transporte en la que en los últimos tiempos existen grandes posibilidades de comprar un billete de tren y viajar en autobús o incluso en taxi. La compañía ha iniciado julio con una media de cien cancelaciones diarias, consecuencia inevitable cuando dos de cada tres convoyes están en el taller.
La Administración central unificó la gestión de las cercanías con la promesa de ahorrar y mejorar el servicio. Hasta el momento, Asturias solo se ha beneficiado de la primera parte. Por las líneas de vía estrecha, los adolescentes asturianos tienen la singular oportunidad de sentarse en los mismos asientos donde se conocieron sus padres, en convoyes que hace treinta años llamaban la atención por su modernidad y para los que ahora ni siquiera se fabrican repuestos. Muchas de las reparaciones se efectúan a costa de retirar una pieza que funciona de los trenes en peor estado para arreglar los que aún tienen esperanzas de circular. Pero todos los remiendos tienen un límite y a costa de no invertir ni un euro, la flota ha llegado al borde del colapso.
Esta caótica situación ha llevado al Ministerio de Fomento a preparar un plan de renovación del parque de ferrocarriles. En Asturias prevé gastarse 45 millones para comprar una decena de unidades en dos años. Cantabria espera recibir 28 trenes nuevecitos en el mismo plazo. Cabe suponer que en cualquier región de la Europa occidental, esta progresiva liquidación de la antigua Feve a la que se sumara este evidente agravio comparativo desataría una indignación ciudadana imposible de ignorar a la que seguiría una respuesta política urgente. No ha ocurrido así en Asturias. El desmantelamiento, amparado en la crisis, ha sido tan bien gestionado que los asturianos hemos aprendido a valorar, porque no nos ha quedado otra, el buen servicio de los autobuses pagados por la compañía ferroviaria. Para este verano, las administraciones han puesto en marcha tres líneas de trenes turísticos por la vía estrecha. Subvencionadas por el Principado, uno de sus objetivos es promocionar el uso del ferrocarril como medio de transporte sostenible. Cada una de ellas estará disponible un día en julio y otro en agosto. El resto del año, la oferta será la habitual: la que a duras penas se sostiene.
Fotografía: Tarek Halabi Alonso