El primer ministro de Portugal, António Costa, ha calificado de “repugnantes” las afirmaciones del ministro de Finanzas de Países Bajos por pedir que se investigue a España por su gestión del coronavirus. Wopke Hoekstra planteó que “la Comisión Europea debería investigar a países, como España, que dicen no tener margen presupuestario para lidiar con los efectos de la crisis causada por el Covid-19, a pesar de que la zona euro lleva creciendo durante los últimos siete años”. Para que no quedara margen a la interpretación, lo puso por escrito. El Gobierno español, que se ha dado de bruces con la insolidaridad de sus socios europeos, ha visto cómo la Unión aplaza las decisiones de apoyo a los países más afectados por la pandemia. En Europa, una vez más, a España le toca interpretar el papel de pedigüeño del Sur. Tal vez nuestros políticos, más o menos recientes, no puedan sacar pecho por su gestión económica, pero la postura de una parte de nuestros socios, los que prefieren acordarse del Mediterráneo solo para vender sus productos y veranear, ha traspasado esta vez los límites de la vergüenza. Si antes no lo dijeron, ensañarse con un país al borde del colapso, deja en mal lugar la recurrente solidaridad europea que tanto recuerdan cada vez que toca elegir eurodiputados o aplicarnos alguna directiva. Luego se preguntan, con gesto de incredulidad, por qué los euroescépticos son legión. Señores, no los fabrican fuera. El ministro portugués ha tenido el carácter y la decencia para recordárselo. Gracias.