El primer ‘regalo’ de Fomento a la alcaldesa de Gijón ha sido un retraso de nueve meses en el estudio del que depende la futura estación intermodal de la ciudad. Ana González ha recibido el nuevo calendario ministerial «como un jarro de agua fría». No es para menos. Casi dos décadas después de que las administraciones decidieran su construcción, la estación a la que se supone que algún día llegarán trenes de alta velocidad ha tenido tres posibles ubicaciones, diversas estimaciones presupuestarias y ninguna concreción. Ahora, el ministerio le ha comunicado a la alcaldesa que, con suerte, tal vez pueda ver el inicio de las obras en 2021. Si no surgen nuevos retrasos. La respuesta de la regidora ha sido pedir que «todo el mundo arrime el hombro, independientemente del color político o la responsabilidad de cada administración». El Principado ha respondido pronto. En su discurso en la Feria de Muestras, el presidente regional prometió su respaldo a las obras del plan de vías. Pero será en Madrid donde se marquen los plazos. Sin el ministerio, las palabras del Principado y el Ayuntamiento no son más que deseos y el presupuesto que se han aprobado a aportar, una promesa a plazo variable.
En Asturias, a nadie la cuesta entender la importancia de una obra que debe dotar de una estación digna a la mayor ciudad de la región. Cualquiera que pueda ver comprende el sinsentido que supone hablar de alta velocidad mientras los trenes llegan al gran tendejón de la estación provisional más duradera de la historia. Tampoco hace falta un curso de urbanismo para intuir la relevancia que tendrá una obra de este tipo en la conformación de la ciudad. Y las encuestas resultan innecesarias para saber lo que opinan los ciudadanos que durante décadas han visto cómo las discrepancias políticas, los cambios de proyecto y las excusas técnicas retrasaban este proyecto. Fue el hartazgo del personal lo que facilitó el consenso político que ha llevado a los partidos de Gijón a aprobar de forma unánime en el Pleno un compromiso de 113 millones en treinta años. Esta decisión responde a las promesas hechas a los ciudadanos, que durante meses se movilizaron para reclamar el proyecto. Hasta que los políticos se unieron y el ministro José Luis Ábalos cogió un micrófono en plena calle para garantizar su firma en el convenio con el que se comprometió a financiar las obras junto al Principado y el Ayuntamiento. Pasadas las elecciones, la primera noticia del ministerio ha sido una nueva demora. Y aún queda por ver lo que dice el estudio. Difícil ser optimistas.