En vísperas de Reyes, el Principado ha regalado a los asturianos un plan para organizar el área metropolitana, donde vive el 80% de los habitantes de la región. La Administración autonómica, con ayuda de una empresa, ha realizado 31.000 entrevistas en 39 municipios para concluir que las principales carreteras interurbanas están saturadas de vehículos y que los transportes públicos, especialmente los trenes, dejan bastante que desear. Hasta ahí, ninguna sorpresa. No se podían esperar otras respuestas de quienes sufren un día sí y otro más los atascos de la autopista o la aventura de subir a unos cercanías antiguos, lentos y propensos a dejar tirados a sus pasajeros. Ante esta situación, la Consejería de Infraestructuras realiza una serie de propuestas para configurar una zona urbana moderna y menos contaminada, donde el coche perderá protagonismo. Autobuses y taxis dispondrán de un carril específico por la ‘Y’ para circular más rápido, los trenes ofrecerán horarios propios de un metro incluso desde las cuencas, una amplia red de carriles incentivará el uso de la bicicleta y nuevos estacionamientos a la entrada de las ciudades invitarán a los asturianos a dejar su turismo en el garaje. A los reticentes se les animará con medidas disuasorias como la subida del precio del aparcamiento en el centro de las ciudades y en los parkings de los hospitales. De aplicarse las cuarenta medidas que plantea en su plan, el Principado estima que dentro de una década el número de desplazamientos en vehículo privado por el centro de Asturias se reducirá a la mitad.
Sin duda, la propuesta del Ejecutivo regional para el área metropolitana no carece de bondades. Por una vez, la Administración regional ha prescindido de hacer del área central una herramienta de control de los ayuntamientos y ha optado por la cooperación entre administraciones para llevar a cabo sus planes. El consejero Fernando Lastra ha renunciado al afán regulatorio de su predecesora en el cargo y con habilidad trata de persuadir a los concejos. Una evidente mejora en el transporte público es la manera más sencilla de convencer a cualquiera. Sobre el papel, cabe esperar que la iniciativa sume apoyos. Por el momento, será lo único que reciba. Queda por ver qué hacen con este plan el Gobierno autonómico y las corporaciones que resulten de los comicios de mayo. En sus manos quedará un proyecto que presentado al inicio de una legislatura supone un compromiso de trabajo, pero que a cinco meses de las elecciones nace obligado a esperar. Su futuro dependerá de cuánto dinero quieran gastarse las administraciones. El documento recomienda que el Estado, el Principado y los ayuntamientos compartan la gestión y los gastos. Hasta ahora, el presupuesto invertido se limita a los 371.900,83 euros del concurso convocado para adjudicar el informe elaborado por una consultora catalana.
Fotografía: Alex Piña