Anticipo de cambios
No fue tanto una huelga como una movilización. No paró el país ni vació los bares, pero sí llenó las calles. Solo una porfiada miopía permite negar que las marchas del 8-M resultaron muy distintas a lo acostumbrado en el Día de la Mujer y más numerosas de lo que muchos auguraron. No fueron la algarada ni el fiasco que algunos parecían esperar.