CORRUPTOS
La naturalidad con la que Francisco Correa relató ante el juez su conversión de modélico directivo en adinerado comisionista, su perversa presentación de la mordida como una práctica habitual provocan más tristeza que asombro. «De bien nacidos es ser agradecidos», declaró con el aplomo de quien aún aspira a la honorabilidad del delincuente cabal, dispuesto a pagar en la cárcel la vergüenza de haber sido atrapado, pero no la deshonra de actuar contra las normas de su calaña. Por eso, su forzada [Leer más]