Ciencia y superstición
En el siglo XVII, el médico Pedro Castaño alcanzó cierta notoriedad por su remedio para prevenir la peste. El ungüento que concibió incluía mirra, azafrán y veneno de víbora. Tras aplicarse una friega en el pecho con este potingue, aconsejaba lavar las manos con una loción de agua, vino o vinagre perfumada con pétalos de rosa