Durante 188 días, los guardias civiles encargados de investigar el asesinato de Javier Ardines fueron los únicos protagonistas del caso que nada comentaron. En cambio, tuvieron que oír de todo.
Dos guardias civiles se jugaron el tipo en pleno temporal para llevar medicinas a una anciana en Ponga. Recorrieron cinco kilómetros con los esquíes desde el punto en el que el helicóptero no pudo avanzar más hasta la localidad de Viboli.