La sonrisa de Cambo
La sonrisa de Arnaldo Otegi en el palacete de Cambo-les-Bains, el rictus chulesco que durante años le ha servido lo mismo para justificar la violencia terrorista que para pedir perdón a las víctimas por el sufrimiento causado, aclaró mucho más que la fría declaración leída por un grupo de verificadores internacionales incapaces de ver más allá del teatrillo montado por ETA